Un cesto de castañas que no se vacia

El “milagro de las castañas” forma parte de uno de los tres sucesos que protagoniza Don Bosco a finales de 1849, un año en el que mucha gente del cinturón de Turín padece hambre. Este suceso lo contó José Buzzetti y lo confirmó por escrito Carlos Tomatis, uno de los primeros muchachos acogidos por Don Bosco:

Texto extraído de “Don Bosco, una biografía nueva” de Teresio Bosco

El día de Difuntos llevó Don Bosco a  todos los Muchachos del Oratorio a visitar el cementerio y rezar. Les había prometido, para la vuelta, castañas cocidas. Y había hecho comprar tres grandes sacos.

Pero Mama Margarita no había entendido bien sus deseos y no hizo cocer más que tres o cuatro kilos. José Buzzetti, el jovencísmo “ecónomo”, llegó antes que los demás a casa, vio lo sucedido y dijo:

.- Don Bosco va a quedar mal. Hay que decírselo enseguida.

Pero con el alboroto de la vuelta de la hambrienta tropa, Buzzetti no supo explicarse. Tomó en sus manos Don Bosco la pequeña cesta y empezó a repartir castañas con un gran cucharón. En medio de la barahúnda le gritaba Buzzetti:

.- ¡Así no! ¡No hay para todos!

.- Hay tres sacos en la cocina

.- ¡No! ¡Sólo esas! ¡Sólo esas!. Intentaba decirle Buzzetti... Don Bosco no quería creerle.

.- Yo les he prometido a todos. Sigamos mientras haya.

Siguió entregando un cazo a cada uno. Buzzetti miraba nervioso los pocos puñados que quedaban en el fondo del cesto,  y la fila de los que se acercaban, que parecía cada vez más larga. Alguno empezó a mirar con él.

De pronto casi se hizo silencio. Centenares de ojos desencajados miraban a aquel cesto que no se vaciaba nunca… Hubo para todos. Quizás por primera vez, con las manos llenas de castañas, gritaron los muchachos aquella tarde: “¡Don Bosco es un santo!

Desde entonces cada salesiano, cada salesiana, en las familias, los oratorios y centros juveniles se recuerda el milagro: como signo de lo que Don Bosco es capaz de hacer por sus jóvenes.

Y así lo celebramos... comiendo castañas. Una vez más le dimos gracias a Dios por este Santo siempre Actual, siempre Padre, siempre Amigo.



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