ESCUELA DE PADRES

Guía de juguetes y recomendaciones para su compra

La FACUA (Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Andalucía) ha elaborado un decálogo de consejos para la compra inteligente de juguetes que puede darnos pistas como conpradores y compradoras:

1. DEBEN DIVERTIR, EDUCAR Y DESARROLLAR LA IMAGINACIÓN
En primer lugar, los padres deben concienciarse de que los juguetes, además de ser divertidos, pueden utilizarse como instrumentos para la educación infantil. Un buen juguete desarrolla la imaginación del niño, a la vez que le divierte y educa.

2. NO TE DEJES MARAVILLAR CON LA PUBLICIDAD
No hay que dejarse maravillar por los anuncios más sorprendentes. Muchos de los productos más solicitados por los niños a causa de la publicidad caen en el olvido poco después del Día de Reyes. Asimismo, lo mejor es rechazar juguetes sexistas o que fomenten conductas agresivas.

3. LOS MÁS SENCILLOS SUELEN SER LOS MÁS DIVERTIDOS
Compra juguetes sencillos, ya que, normalmente, cuanto más complicados, más aburren al niño, sus precios son más elevados y más fácilmente pueden estropearse.

4. RECHAZA LOS SEXISTAS Y BÉLICOS
Los juguetes sexistas y los que fomentan conductas agresivas deben rechazarse, ya que, además de no ser nada educativos, son negativos para el desarrollo intelectual del niño.

5. UN JUGUETE PARA CADA EDAD
En torno a los cuatro o cinco años resultan convenientes los juegos de manualidades que ejerciten la habilidad del niño así como el juego en grupo. Cuando los niños son mayores, son recomendables juegos deportivos o electrónicos. Las advertencias del etiquetado deben tenerse muy en cuenta, sobre todo aquéllas que se refieren a la edad. Un juguete diseñado para un niño mayor puede perjudicar seriamente a uno más pequeño.

6. OJO CON LOS PRODUCTOS GANCHO
No hay que guiarse ciegamente por las grandes ofertas de juguetes de algunos establecimientos, ya que en ocasiones ofertan juguetes "gancho", más baratos que en otros comercios, siendo el resto más caros. Por ello, lo mejor es no comprar todos los juguetes en el mismo establecimiento, sino comparar los precios de cada uno en distintos comercios.

7. PRUEBA EL JUGUETE ANTES DE COMPRARLO
Antes de realizar la compra hay que comprobar el contenido del embalaje y poner en funcionamiento el juguete para asegurarse que no está averiado. Hacerlo puede evitar más de una desilusión el Día de Reyes.

8. ANTE TODO, QUE SEAN SEGUROS
La marca CE, que debe aparecer de forma visible en el juguete, sobre el embalaje, en un folleto adjunto o en una etiqueta, es una garantía para la seguridad y la salud de los niños. Junto a ella deben figurar otras advertencias según el grado de peligro que presente el juguete.
Además, es importante comprobar que en la etiqueta del juguete aparezcan el nombre, marca registrada, dirección del fabricante, agente o importador dentro de la CE, las instrucciones de uso y asesoramiento para una utilización segura del juguete, todo ello en español.
Asegúrate de que el juguete carezca del filos cortantes. Si se compran juguetes desmontables es importante comprobar que todas las piezas sean lo suficientemente grandes para impedir que los niños se las metan en la boca.
Hay que tener especial cuidado con los juguetes con partes eléctricas o transformador. Deben estar aislados y protegidos adecuadamente para evitar riesgos al entrar en contacto con cables conectados. En España no pueden venderse juguetes que excedan de 24 voltios. Por último, rechaza juguetes fabricados con el plástico PVC, dada su posible peligrosidad para los más pequeños.

9. LAS GARANTÍAS
Los juguetes tienen una garantía mínima de seis meses, al margen de otras que pueda ofrecer el fabricante o el establecimiento, que deben constar por escrito. Por ello, si existen deficiencias el consumidor puede exigir durante el plazo establecido su reparación, sustitución o, en última instancia, el reembolso de la cantidad pagada. Los cambios por causas distintas a la existencia de defectos de origen sólo podrán exigirse si el comercio admite expresamente en su publicidad esa posibilidad. En caso contrario tal sustitución sólo dependerá de la buena fe del comerciante.

10. Y SI HAY PROBLEMAS, RECLAMA
En caso de que consideres que has sido objeto de algún tipo de abuso, solicita una hoja de reclamaciones en el establecimiento donde hayas realizado la compra y acude a una Asociación de Consumidores y Usuarios.
 
 
__________________________________________________________________________________________
 
A partir de los seis años, y casi hasta los nueve, es la edad de la fuerza. Necesitan competir con sus iguales para averiguar su propio valor.
 
Todos los artículos utilizados para el ejercicio físico les ayudarán a liberar su tensión.
 
También son juguetes muy apropiados para esta edad aquéllos que favorezcan la habilidad, la atención y la capacidad creadora, la destreza y la imaginación y, sobre todo, la afirmación individual.
 
También les divierten los juegos con los demás (con terceras personas) en los que hay que cumplir unas reglas.
 
De seis a nueve años son casi imprescindibles la bicicleta, los patines, las canicas, los aviones, las construcciones, el yo-yo, los juegos de letras, los telares, las costuras, los títeres y marionetas, las cajas para engarzar collares, los kits para el cuidado de la naturaleza (con casa incluida para pájaros), el croket, los solitarios, los juegos de mesa con preguntas y respuestas sobre distintas materias, los rompecabezas, loterías y todo aquello que se pueda coleccionar.



Bartolomé Garelli

El 8 de diciembre de 1841 Don Bosco tuvo un encuentro que se haría significativo para su futura obra. Se trata de un muchacho que sólo aparece en su biografía esa vez, pero que para Don Bosco, siempre sensible a los signos de su día a día que veía siempre desde una óptica de fe, le abrirían las puertas a la realización de su misión.

Escuchemos cómo narra Don Bosco este entrañable encuentro, en sus Memorias del Oratorio:

Sucedió el 8 de diciembre de 1841, día solemne de la Inmaculada Concepción. Yo llevaba medio año de sacerdote, y poco más de un mes en Turín.

Estaba revistiéndome los ornamentos sagrados para celebrar la Santa Misa. El sacristán, al ver un jovencito en un rincón, lo invitó a que ayudara como monaguillo.

- No sé ayudar en la misa -respondió él avergonzado-.
- Eres un animal -le dijo el sacristán furioso-. ¿Entonces, a qué vienes aquí?
Agarró el mango del plumero y lo emprendió a golpes en las espaldas y la cabeza del pobre muchacho, que echó a correr.
Yo vi la escena y le grité en voz alta:
- ¿Qué hace usted? ¿Por qué le pega?
- ¿A qué viene a la sacristía, si no sabe ayudar a misa?
- Es un amigo mío. Llámelo enseguida, que tengo que hablar con él.
El muchacho volvió asustado.
Llevaba la cabeza rapada y la chaqueta sucia de cal. Me di cuenta de que era un inmigrante. Seguramente que en su casa del pueblo le dijeron que cuando estuviera en Turín fuera a misa. Y él había venido a misa, pero no se ha atrevido a sentarse entre la gente bien vestida, por eso entró a la sacristía, deseando no ser visto.
Yo le pregunté amablemente:
- ¿Has oído ya misa?
- No
- Ven a oírla. Después quiero hablar contigo de un asunto que te va a gustar.
El jovencito aceptó. Al acabar la misa nos fuimos al coro, detrás del altar, y con cara sonriente empecé a preguntarle:
- Amigo, ¿cómo te llamas?
- Bartolomé Garelli.

- ¿De qué pueblo eres?
- De Asti.
- ¿Qué oficio tienes?
- Albañil.
- ¿Vive tu padre?
- No, murió ya.
- ¿Y tu madre?
- También murió...
- ¿Cuántos años tienes?
- Dieciséis.
- ¿Sabes leer y escribir?
- No.
- ¿Sabes cantar?
- No -me respondió, enjugándose los ojos y mirándome fijamente a la cara, casi maravillado.
- ¿Sabes silbar?
Entonces Bartolomé se echó a reír.
Eso era lo que yo quería. Empezábamos a ser amigos
.
- ¿Has hecho la primera comunión?
- Todavía no.
- ¿Te has confesado alguna vez?
- Sí, cuando era pequeño.
- Y ahora, ¿vas al catecismo?
- No me atrevo, los chicos pequeños se ríen de mí...
- Y si yo te diera catecismo aparte, ¿vendrías?
- Con mucho gusto.
- ¿Aquí mismo?

- ¡Siempre que no me peguen!
- Puedes estar tranquilo, ahora eres mi amigo, y nadie te tocará. ¿Cuándo quieres que empecemos?
- Cuando usted diga.
- ¿Ahora mismo?

- Con mucho gusto.
En aquel momento nos arrodillamos y yo recé un Avemaría. Puedo asegurar que todas las bendiciones que nos han llovido del cielo son el fruto de aquel Avemaría, rezada con fervor y recta intención.
Al terminar el Avemaría hice la señal de la cruz. Me di cuenta que Bartolomé hacía algo que poco se parecía a la señal de la cruz. Y, para empezar, le enseñé a hacerla bien, y le expliqué por qué llamamos a Dios “Padre”.
Al acabar le dije:
- Me gustaría que volvieras el próximo domingo, Bartolomé.
- Con mucho gusto.
- Pero no vengas solo. Traé contigo a tus amigos.
Tres días más tarde, que era domingo, en la sacristía entraron nueve muchachos que iban buscando a su amigo Don Bosco. Había nacido EL ORATORIO.
Y pocos meses después el Oratorio ya se iba encarrilando: acudían muchos jovencitos para confesar y comulgar. Después de misa se daba una breve explicación del Evangelio. Por la tarde, catecismo, canto de coplas religiosas, breve instrucción, letanía de la Virgen y bendición. Durante los intervalos, se entretenía a los muchachos agradablemente con juegos diversos...
Pero todo eso ya lo contaré más detalladamente otro día. Hoy sólo quiero añadir una cosa: el día del encuentro con Bartolomé era una fiesta de la Virgen, día de la Inmaculada. Y las cosas más importantes siempre empiezan de la mano de María, que por algo es Madre, Maestra y Auxiliadora.

Brevemente, tres cosas que siempre me han llamado la atención de su texto:

- Don Bosco estaba convencido de que la fecha del 8 de diciembre no era casualidad. Que su obra no era iniciativa suya, sino de María. Ella cuidaba de aquellos a quienes nadie cuidaba.
- Su pregunta "¿Sabes silbar?" para ganarse la confianza de Bartolomé retrata su sitema educativo: confiar en que los jóvenes siempre tienen valores positivos de los que hay que partir. No se trata de hacerles sentir malos o inútiles, sino todo lo contrario.
- ¿Cuándo o dónde hacer algo por los jóvenes necesitados? Según las palabras de Don Bosco, ahora mismo y aquí mismo. Hay cosas que no pueden esperar.


Con la lectura ganamos altura

Os adjuntamos este documento con muchas pistas muy interesantes a tener en cuenta para la animación a la lectura en casa.


Caprichos

Todos los niños tienen tendencia a ser caprichosos.
Y de no tomar medidas, podrían tener una rabieta a la más mínima negativa a la que se enfrenten. 

Un buen número de padres tiende a ceder ante los niños al menor capricho y con ello van más allá de sus propias necesidades y exigencias. ¿Por qué razón? La primera razón es la dificultad que encuentran para establecer reglas claras y precisas de disciplina. Pero también ocurre por temor a suscitar una reacción negativa en los niños o las ganas de proteger al niño de cualquier frustración y el "inevitable" sentimiento de culpabilidad posterior. Otros, debido al ritmo de vida que llevan, han instaurado una relación basada en regalos para hacerse perdonar por tan prolongadas ausencias.

Todas estas actitudes llevan a formar a un niño indisciplinado, insatisfecho y caprichoso, que no seguirá las reglas, no participará, no se implicará y, sobre todo, lo querrá todo y lo querrá enseguida. Así, no tolerará negativas y adoptará rabietas al menor signo oposición de sus padres o de su entorno.

Ser claro y firme sobre las principales reglas
Es importante que los padres instauren reglas inamovibles para los niños tales como permanecer sentado y atado en el asiento del coche, dar la mano por la calle, acostarse a una hora establecida, comportarse correctamente en la mesa,... reglas que difieren de una familia a otra según las exigencias de cada una, pero que deben ser firmes.

Permanecer sereno frente a los lloros de nuestro hijo
Es importante que los padres aprendan a comprender si el niño llora por un motivo justificado o no, y sepan lidiar con él, si es un capricho. En caso de ser un capricho, el adulto no debe darle importancia a ese lloro. Muchas veces, el niño se pone caprichoso para llamar la atención, para haceros cambiar de opinión o para haceros ceder.

Enseñar al niño a saber esperar
La espera le permite al niño aceptar mejor la frustración y aprender a ser paciente. El niño debe saber que no se puede tener siempre una gratificación inmediata. La espera no dificulta el desarrollo psicológico del niño, sino todo lo contrario: contribuye a su fortalecimiento. Enseñar a vuestros hijos a saber esperar es una de las pruebas más bellas de amor que vosotros podáis darles para su formación y para su futuro devenir como adulto.

(guía-padres.com)


Alimentación infantil: 4 - 10 años
El período de los 4 a los 10 años es el momento más oportuno para inculcar y asentar en el niño unas buenas costumbres alimenticias y nutricionales. Por ejemplo, insistir en la importancia del desayuno, lo esencial y la variedad de las frutas y las verduras, unos horarios establecidos, limitar el consumo de comida poco nutritiva,...
El desayuno
El desayuno es esencial para esta edad (al igual que lo es a cualquier edad). Éste permite al organismo llenar completamente la energía después del ayuno nocturno. El desayuno debe proporcionarle el 25 % de las necesidades energéticas diarias. Además, es indispensable para responder correctamente a las obligaciones escolares de la mañana. 

Un desayuno equilibrado debe estar compuesto por un producto lácteo para el calcio, un producto cerealista (pan, cereales) para los glúcidos complejos, fruta para la vitamina C, bebida y un poco de materia grasa (mantequilla) para la vitamina A. Esta comida matinal permite una mejor repartición de los aportes energéticos en el ajetreado día del niño. Acostumbrar desde la edad temprana al niño a tomar un desayuno rico, le proporciona una buena base para un saludable equilibrio alimenticio posterior.

Haciendo un pequeño esfuerzo de organización (preparando la mesa la víspera, por ejemplo), toda la familia puede encontrarse cada mañana alrededor de un desayuno familiar para empezar el día con buen pie y plena energía. Una buena convivencia es clave para el placer alimenticio. Puede que haya mañanas que el niño no tenga hambre a la hora del desayuno. Tampoco es necesario forzarle siempre. Dale un paquete de cereales individuales para que lo tome por el camino o cuando tenga hambre. Pero hay que intentar que eso no se convierta en costumbre.

Frutas y verduras
Proteínas vegetales para el equilibrio, fibras alimenticias para un tránsito intestinal armonioso, vitaminas, minerales y oligoelementos para la vitalidad,... las frutas y las verduras son una fuente inagotable de nutrientes para preservar la salud del niño. Las verduras proporcionan, por ejemplo, el ácido fólico imprescindible en la multiplicación de las células del organismo. Además, las frutas y las verduras ofrecen tal diversidad de gustos y colores que sería una verdadera lástima no disfrutarlas.

La merienda
La merienda es importante para el niño. Ésta debe aportarle entre el 10 y el 15 % de la energía que necesita cada día. Debe estar compuesta de un producto lácteo, un producto cerealista y una bebida. La merienda asegura, además, una correcta repartición entre el consumo de glúcidos y el consumo de lípidos.

Para el niño, la merienda es un tiempo de descanso y placer después de un día de actividad intensa. Ésta, además, le permite reponer fuerzas y sacia su hambre sin tener posteriores "tentaciones" delante de la tele esperando la cena. El niño aprende así a estructurar sus comidas, dificultad actual en las sociedades occidentales que conducen al "picoteo", con el consiguiente riesgo de patologías, como la obesidad, por ejemplo.
(guía-padres.com)